martes, 3 de febrero de 2015

BREVÍSIMA CRÓNICA DEL ORIGEN DE LA VIDA

Maldek, donde se encuentra lo que hoy llamamos Cinturón de Asteroides, es o mejor dicho era un planeta habitado por seres cuyos campos morfogenéticos, se correspondían con lo que hoy llamamos “dibujos animados”.
Allí vivían en sus cuerpos físicos, los cuales conocemo hoy solo de modo virtual, todos los personajes de historietas y comics que hemos imaginado e imaginaremos, evolucionaron allí y se alimentaban básicamente de cuatro colores, rojo, blanco, negro y pequeñas cantidades de amarillo, aunque poseían toda la gama del arcoíris en su cuerpo y en su entorno…
No se puede decir, que los maldekianos fueran felices o infelices esto les era desconocido, solo jugaban y les daba lo mismo ganar o perder, vivir o morir, reír o llorar, digamos que todo les importaba un pedo.
Todo marchaba de película, hasta proliferaron tanto, que el amarillo comenzó a escasear…
Fue el principio de la hecatombe, cuando comenzaron a fijar su atención en la atmósfera amarilla de su planeta mas cercano, el actualmente conocido como Marte y comenzaron su colonización...
Los colonos hicieron uso y abuso de todo el amarillo que pudieron, ya sea gas, liquido, sólido o plasma, mientras tanto en Maldek todos solo pensaban en emigrar al paradisíaco Marte lleno de amarillo oro, mientras su planeta de origen reaccionaba con graves alteraciones de sus campos mórficos globales, debido a las alteraciones en el flujo interplanetario de plasma…
Esto no detuvo la invasión maldekiana al marciano, el planeta, que no supo detener semejante invasión de vida extra marciana, que inundaba con grandes cantidades de rojo, blanco y negro, proveniente de su planeta de origen y llevados a Marte.

El desenlace fue ya inevitable Maldek se desintegró en millones de asteroides orbitantes, causando la disgregación o muerte de incontables maldekianos leales a su planeta patrio y sus colores de origen...
Los ahora autodenominados maldecianos, ya no se tomaban todo como juego, influidos por la naturaleza marciana, deseaban querer ganar siempre, a matar pero no morir. Por esto se dividieron en dos bandos, los ganadores y los loser, o como se los conoce hoy, Atlantes y Lemures.
Todo cambió en Marte los atlantistas construyeron pirámides y los lemuristas canales para el cultivo de colores escasos, como el celeste…
Esta guerra electromagnética eliminó la atmósfera de Marte y fue cuando los atlantistas decidieron migrar a la Tierra en busca del azul celeste, no por necesidad, sino por la ambición de poder y continuar la guerra.
Ellos trajeron todos los colores, pero el rojo, cubrió Marte cuando se fueron de allí, todavía no se sabe bien, porque.

Continúa...

D.E.B.

lunes, 2 de febrero de 2015

MAPA NUEVO MUNDO

Estaba yo en un pozo, de esos en que alma se sumerge de vez en cuando…
Este fue uno hondo, resbaloso donde la luz no llega ni sale y de los que te preguntas que hiciste o dejaste de hacer para encontrarte ahí…
El hecho es que como cualquiera en  esa situación, quería salir de allí, el espanto me impregnaba, olía a muerte y a engaño paralizante, aún así comencé a moverme por donde mis pies me lo permitían, hasta que encontré un lugar más oscuro y frío, primero maldije a ese par de extremidades, pero decidí darles un voto de confianza y avance…
El lugar estaba lleno de toda clase de objetos y artefactos muertos, cubiertos por una fina capa de polvo, tanteando descubrí una silla, extrañamente para ese contexto, estaba libre de polvillo, en posición normal, como si poco antes alguien ya hubiera estado allí…
Me senté y me sentí  al menos un poco mas cómodo, en esa posición permanecí un tiempo, no sé si mucho o poco, hasta que mis ojos se fijaron en un objeto rectangular que poseía cierta luminosidad propia, me levanté, me acerqué, fueron tres pasos, pero así pude ver que se trataba de un mapa, mas precisamente, se trataba de un planisferio antiguo, en esa oscuridad y sin brújula no se distinguía este de oeste, ni norte de sur, pero si arriba de abajo, al menos esto era algo, una referencia en el espacio y ahora tenía un mapa, un concepto al cual aferrarme…
Comencé a buscar Córdoba para ubicarme en la cancha, pero la luz era poca y las letras pequeñas, solo se distinguían continentes y océanos…
Miraba el mapa y sin lugar a dudas yo me hallaba abajo, cerca de la Antártida aunque lejos de Australia, sin dudas no estaba en Norteamérica, tampoco en Europa, Quizás si en Sudáfrica o en India, lejos de Siberia, tal vez en la Cochinchina…
Perdido, otra vez perdido no era novedad…
¿Tal vez confundido?
Me entró una duda nueva, reluciente, en medio de tanta bosta y olor a mierda algo perfumó el ambiente, lo reconocí de inmediato olía a tabaco habanero, casi achocolatado, como fumaba mi viejo cuando no laburaba, a la nochecita mientras yo escuchaba el canto de los murciélagos, también ahí estaba oscuro, pero eso era otra cosa…
Ese mapa me ubicaba o me desubicaba?
Sí, me ubicaba abajo justo en el pozo del que intentaba salir, justo en las patas del mundo, de ahí el olor a zapato sucio y a abandono reticente.
Entónces  me avivé de que llevaba una birome en el bolsillo izquierdo.
- ¡Gracias a Dios y a la puta madre que lo re parió! – Exclamé.
Tras el exabrupto descolgué el mapa, lo giré 180°, luego en Groenlandia, bien cerquita del polo norte escribí:
NUEVO ORDEN MUNDIAL, frecuencia: 1.6.7.13.20.33.53...
Acto seguido, colgué el mapa en su clavo, en perfecto equilibrio...
En ese instante sentí un fuerte temblor, del que luego me enteré, fue de 6.2° en la escala de Ritcher, con epicentro entre San Luis y Mendoza.
Supe entonces que había hecho algo grave, peor que colgar de cabeza y en el living, el retrato de los nonos cuando recién llegaban de Italia a la Argentina Potencia.
Ahora sí, el mapa no estaba ni al derecho ni al revés, estaba simplemente al dervés lo mismo que yo.
Una paz lejana comenzó a afectarme y el miedo, junto a la muerte, esbozaron una sonrisa burlona, a la cual no supe que responder.



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