El padre le dice al niño:
- Es la vida como loba
en año de nieve y hambre,
y a los débiles devora.
El niño responde sólo:
- Oh, mira las mariposas!
- Te esperan en cada calle
el traidor o la traidora,
con ojos de frío cruel
y actitudes sigilosas.
El niño responde sólo:
- Oh, mira las mariposas!
- La guerra los campos cubre
de siniestras amapolas;
los ríos no traen aguas
sino funerarias rosas.
Y el niño responde sólo:
- Oh, mira las mariposas!
- Espero que seas, niño,
como hormiga previsora,
y no como el grillo vano
ni como la vana alondra.
Y el niño responde siempre:
- Oh, mira las mariposas!
- Niño sordo, niño ciego,
mi niño de frente loca,
¡cuando hombre sentirás
no haber escuchado ahora!
Y el niño responde:
- Padre,
no ahuyentes las mariposas!
ANTONIO ESTEBAN AGÜERO, poeta y escritor argentino
De su libro: “Romancero de niños”
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