martes, 18 de abril de 2017

EL ARQUERO

Hoy me fuí,
de esta tierra.
Hoy me fuí,
de este cielo.
Hoy volvi,
al agua y al fuego.
Una cruz,
de cinco puntas,
disparó cual flecha,
mi arco intenso
y dí justo,
en el oscuro blanco,
estallando el centro,
del inerte óvulo,
dándole vida,
a mi propia muerte.
Pero no me doy,
por satisfecho,
me doy,
por voraz y amante.
Saco otra flecha,
de mi carcaj,
tenso mi arco,
nueva mente
y así permanezco,
latente,
a la espera,
de que el blanco oscuro,
se recupere,
resiliente.
Así amo, asi odio,
así muero y así vivo,
permanente,
constante,
mutante.
Soy una bestia de paz.
Soy un cordero de guerra.
Mansa el agua,
que orada la piedra.
Mansa la roca,
que cayó del cielo.
Manso el fuego,
que resbala.
Manso el aire,
que ilumina.
Feróz el éter nauta:
El sereno.
El estrellado.
El generoso.
El doliente.

Hoy el tiempo,
es mi confidente.

Duilion E. Brunello

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