Infinitas son las armas
e incontables los frentes.
No existe La Batalla Final.
Aprendamos de las hormigas,
de las cucarachas
o de la brizna de paja,
que ante el vendaval,
se dobla, no se quiebra,
se levanta mil veces
y semilla.
No hay guerra mas provechosa,
que la una vez perdida,
porque si se aprende, se gana.
Nada se pierde,
todo se transforma.
Mueren los cuerpos,
mas no las ideas
y estas solo se trascienden,
al nacer otras,
mas abarcadoras.
Florezcamos pues,
nuestras ideas
y cosecharemos nuestros frutos,
en todos,
los corazónes.
Duilion E. Brunello
martes, 18 de abril de 2017
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